10 ago 2011

2 coles y una montaña con elefante centenario (Narlae)

Cargamos el Jeep y nos ponemos a caminar hacia el primer cole que haríamos en Narlae.
Sería un colegio mixto, cerquita de un templito, bordeado por un riachuelo, con edificaciones en plan "pequeñas naves" de obra, un porche fresquito donde se acomodaron a lo largo toda la escuela y nada de electricidad para el montaje... no problem, pillamos las guitarras y al ataque.



Las caras de las niñas y niños nos daban la bienvenida con sus sonrisitas y sus manos se juntaban en ese namasté inocente que no dejamos de oir en los proyectos por los que nos vamos moviendo. Entre nuestro inglés y su hindi vamos explicandonos los nombres y lo que vamos a hacer en su escuelita, y nos reímos o sencillamente nos quedamos con la palabra en la boca y contemplando como hullen hacia algún otro grupo de amigos donde refugiar cuerpecitos y comentarios.... que vértigo encnontrarse con gente mayor, blanca, uniformados y hablandoles tan raro!



Y de nuevo, comienza el espectáculo. Dispuestos de forma que el espacio nos permita bailar sin meter la mano en el ojo del de al lado, se sucede de nuevo el show. La respuesta de los asistentes es tímida al principio, como siempre , y risueña, alegre y pelín anarquica a medida que se va desarrolando. La inestimable ayuda de los profesores, va dando alas al espectáculo y aliento a nuestras explicaciones, haiendolas menos engorrosas y más ágiles como la actividad necesita.

Finalizamos con un ambiente digno de fiesta de pueblo, con las irresistibles pompas de jabón al son de alguna melodía.
Poco a poco, se fueron ordenando nuevamente a lo largo del porche y un par de serviciales pupilos comenzaron a repartir unos cuencos de latón plateado y casi de juguete a todos sus compañeros mientras otros dos repartirán el chapati para acompañar. Acto seguido, la que sería cocinera del lugar, pasaría con una olla llenada hasta la mitad de un caldo rojido nutrido de verduras que iría administrando en los simpáticos cuencos ayudada de un cucharón. Pablo no tardaría en pedir ocupar su lugar, y disfrutar de la improvisada oportunidad de poder servir a los muchachos y muchachas su ración diaría de alimentos escolares. Buenas fotos lo podrán documentar.




Entre la ingesta silenciosa de alimentos, el grupo de mft nos fuimos despidiendo y ocupando las guitarras en el Jeep. Últimos saludos de despedida y a por la siguiente actuación.



No hay comentarios:

Publicar un comentario